Los espacios que transitamos a diario están salpicados de pequeñas piezas que motean el espacio. Una clavija, un interruptor o un gancho son elementos comunes a la casa pero, cuando nos centramos en el espacio público, no todos los objetos que sobresalen de la pared son identificables para una mayoría. Convivimos con una serie de formas que, al no ser capaces de reconocer, nuestros ojos no miran. Esta falta de conocimiento que habitualmente es señalada en el contexto de la simbología cultural o religiosa queda planteada en el proyecto «Cosas de paredes» desde el objeto urbano, común y, teóricamente funcional, que aceptamos sin cuestionar.

Esta propuesta busca utilizar los recursos existentes como, por ejemplo, mesas y sillas, en forma de ‘Art?’. Por un lado, es un cuestionamiento al concepto de arte ya que ‘¿qué es el arte? es un problema que siempre surge, como un fantasma. El uso de mesas y sillas para dar forma a esta pregunta también brinda la oportunidad de reflexionar y conducir un pensamiento más crítico. Probablemente, debido a que el proyecto solo reposiciona las mesas y las sillas, es concebible que la gente almuerce y tenga conversaciones diarias en el espacio reorganizado y que desaparezca una y otra vez.

“Esferas de granito” consiste en una escultura de esferas de poliespan cuya pátina final es de granito. Visualmente comunican un peso que en realidad no tienen. Estas esferas de granito que, habitualmente, vemos en la entrada de grandes edificios institucionales bajo las patas de un león, se elevarían una sobre otra formando estructuras verticales. El objetivo de este proyecto experimental es trabajar con los símbolos arquitectónicos que decoran los lugares de poder.

El primer brote de esta pieza se dio con el conocimiento de un organismo llamado physarum polycephalum, una especie categorizada como protista que ha despertado una reflexión respecto a lo que consideramos
inteligencia, ya que pese a que carece de cerebro y sistema nervioso tiene la capacidad de aprender y de optimizar su crecimiento basado en la fuente de alimentos que tiene disponible. “A partir del acercamiento a este organismo, constantemente se filtraba en mi trabajo, donde comenzaron a reflejarse distintos conceptos relacionados a él pero que empezaban a tomar formas más viscosas y pegajosas que eventualmente dieron forma a una especie de sistema nervioso adherible a distintos cuerpos dotándoles de un significado basado en su visión háptica”, explica su autora.

Dentro del proceso de crecimiento de la comezón mucilangosa, se generaron nuevas reflexiones en torno a la percepción táctil en tiempos de pandemia y la relación que tienen el tacto y el espacio en los entornos digitales, explorando el tacto como elemento de relación individual y social a través de una piel colectiva que busca indagar en el lenguaje táctil a través de un diálogo con distintos acercamientos perceptivos.

Fuka de Favia es la primera exposición creada y diseñada entre la facultad de Bellas Artes y Arte&Creación. Con motivo del proyecto transversal (Hipermedia), dentro de la asignatura de 3º Grado de Bellas Artes Pintura. Taller de Proyectos, el profesor de la asignatura y coordinador del programa de incubación de Arte&Creación Ignacio Tejedor propuso al alumnado realizar un proyecto de investigación cuyos resultados fueran formalizados desde la práctica artística. Con las piezas resultantes, los estudiantes se enfrentaron a un ejercicio final de comisariado donde distribuyeron las tareas que conllevan la producción de una exposición colectiva formada por más de 30 artistas en el centro.
Con el apoyo logístico de la facultad de Bellas Artes y el apoyo financiero de Arte&Creación para los gastos derivados de la exposición, los estudiantes organizaron una gran exposición formada por más de 50 piezas, 6 performances, un happening, un taller de ilustración y una programación de visitas mediadas por el propio alumnado.